23 nov 2009
Relato ficticio con voz en off
"Aquella tregua no era más que un espacio temporal demasiado corto, disfrutaba, o eso creía, aquellos días como nunca, miraba el techo con total tranquilidad, era más bien un limbo dentro de aquellos turbios días que antecedieron a la calma, esas cinco semanas fueron psíquicamente agotadoras. Pero a pesar de tal goce momentáneo, tal quietud lo aburría, salío una que otra vez a reencontrarse entre amigos, riéndose casi efusivamente de sus masoquistas recuerdos, esta vez sin el poleron de cuarto puesto. Aburrido buscó entre los montones de hojas y dibujos extraños, cartas vampirezcas, recuerdos de EJE y anillos sin mucho uso, pero nada le parecio relevante, se dirigio a otro montón de cosas, si bien no eran suyas le pareció que como no tenía nada que hacer no perdería su tiempo, tenía todo el tiempo del mundo, había cuentas de luz viejas, cajas llenas de polvo, nada demasiado interesante, lo que sí le llamó la antención fueron esas pilas de cassetes regrabados, con etiquetas escritas a pulso y plumón. Sacó uno que decía Dylan y lo puso en la radio, aún conservaban una que reproducía cassetes, tal vez porque no tenían el dinero suficiente para comprar una nueva o les ahogaba el miedo a deshacerse de viejos objetos y recuerdos. Si bien ya había escuchado a Dylan antes, su padre lo escuchaba cuando aún era chico. Si bien nunca llego a entenderlo, ahora sabiendo ingles y con ayuda de un amigo que lo escuchó antes, escuchó tales canciones con tal detenimiento que le hizo pensar que ocupaba bien su tiempo, y así pasaron Like a rolling stone, Blowin' in the wind, Ballad of a thin man y otras que si bien no lo hicieron recapacitar sobre nada, tal vez Dylan quiso que fuera así, recordo una que alcanza a percibir en su memoria de niño, era The times they are a changuin' ahora ya traducida por sus años de enseñanza media, si bien el impacto de sus letras fue demoledor, sintió que realmente los tiempos estaban cambiando, quizás no como lo vio Dylan en aquellos locos años, pero aún así mantenía su fuerza. Se metío en el computador, envió unos cuantos e-mails, chateó con una amiga sobre cierta historia, y bajó unas cuantas canciones que puso en su reproductor de mp3, salió sin avisar y tomó la troncal, aún con la canción en los oídos, se encontro con un compañero de otro colegio y vio unas cuantas caras conocidas, incluso de dio el tiempo de observar a una joven, que por cierto no usaba chapitas, le dio cien pesos a un guitarrista con facha de universitario con carrera a medio pagar, y miraba a Santiago desde la perspectiva de una ventana, el asiento tenía escrito Somos Chile, tenía la mirada seria y fijada en un punto perdido entre los edificios que crecian en altura a medida que nos acercabamos al centro, pronto tendra que elegir y tomar decisiones importantes, nunca fue bueno tomando decisiones y de pronto esto. Bajó de la micro y empezo a caminar por aquellos paseos, observó a un grupo folklorico, se compro un helado, casi golpea a un mimo, donó otros cien para que una estatua de minero se moviera, paseo Ahumada, Euro, Providencia, se acostó en el pasto de una parque con toda libertad, ya no miraba pruebas, ni números, ni nada, quedaba poco para el final, tiempos están cambiando, se quedo un rato más converso con otra víctima de esta tregua, que casualmente también dormía por esos parajes urbanos, se quedaron allí tirados un buen rato, quedaban una semana y ninguno quería pensar en la prueba, él le ofreció una trufa que había comprado en una estación de metro, ella le dio su msn, ya que ninguno de los dos usaba demasiado Facebook, él tenia una polera a rayas, ella una palestina. Conversaron sobre lo que se les venía a la cabeza como si ya se conocieran, pero no era así. La tarde caía pero no les importo, dentro de unos días algo tendría que cambiar pero ninguno estaba seguros de que, prefirieron ignorarlo y seguir mirando al vacío de hojas, tirados en el pasto. Total no había nada que pudiera prolongar mejor esa tregua".
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