14 jul 2009

Antimaquinismo

Tan pronto se dio cuenta de su error, recogió aquel artefacto de suelo, destruido ya por el impacto, cientos de piezas de indescifrable mecánica se encontraban en el piso. La desesperación no tardo en llegar, que el sujeto en vanos intentos por unir cada pieza, terminaba destruyendo parte de la misma, nada podía hacer. Negación, Ira y Negociación pasaron de un solo golpe. La depresión llegaba, y sentado en aquel cruel suelo observaba mísera y minuciosamente cada pieza, con un odio reprimido, un recuerdo de compra-venta satisfecho y una mirada profunda y reflexiva a aquellos pedazos inertes, nada había en aquellos ojos vacíos, ni nada funcionaba o quedaba del aparato. Sumiso en sus pensamientos y limitado a parpadear y respirar casi tan mecánicamente como el objeto y desprendido de aquel impulso consumista y capitalista, se libero y respiro hondo, era la Aceptación, y en un repentino arranque de razón, tomó cada objeto que encontró y empezó a lanzarlos por todas partes. Un extraño silencio se apodero de la habitación, y atravesando un mar de desechos se dirigió a un mueble y buscó una pequeña caja escondida entre sus cosas, de aquella caja sustrajo una cierta cantidad de dinero, y saliendo de su departamento, se dirigió a comprar una guitarra, contento y triunfante.

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