24 oct 2009

Sueño sobre como pintar un cuadro surrealista dentro de una estación de Metro

¿Qué me habré fumado? me pregunte haciendo como si alguien escuchara, por que la verdad este sueño no me pareció tan aburrido, y así mi voz se escuchó como en Dolby Surround 5.1 y rebotó en cada pared, sabía que no estaba solo, mi cama estaba allí, y había alguien, era una joven, bonita por cierto, avance por el andén y allí estaba justo al lado de las escaleras mecanicas (que por cierto bajaban en vez de subir), ella dormía plácidamente, no me pregunte cómo sabía que la cama estaría allí antes de pasar por allí, la verdad no quería arruinar la sorpresa (total era mi sueño), como la escalera mecánica bajaba, subí por la otra, mientras tarareaba una canción de Dido y pensaba en qué tipo de persona soñaría con alguien durmiendo, y de lo bien elegida que era la escenografía, incluso la publicidad de la UTEM me pareció adecuada, casi realista. Di un paseo por la estación, no intenté salir porque me gustaba el ambiente realmente, aunque a decir verdad me pareció un poco gris la estación, pasé por boletería, cambié de andén y observé a la joven desde el otro lado, la cama roja contrastaba con el gris/sepia de la estación, pensé en fumarme un cigarro así que subí recorrí un pasillo, ahora que lo pienso parecía una de esas estación de combinación, no había información en las paredes sobre que línea era la estación, encontré una de esas tiendas donde se vendían revistas y snacks, y había cigarros (no recordaba que se vendieran dentro de las estaciones), aproveche el viaje para pasar por Bibliometro y saqué un libro para leer, entre por un pasillo y llegué al comienzo, no habían escaleras de salida ahora que pienso, no tampoco quería salir, me gustaba estar allí, era ligeramente mejor que el mundo real, incluso tan real como el mismo, pero nada supera a ese mundo. Volví a donde empezaba, ella seguía allí durmiendo, me senté a una distancia razonable de ella, a nadie le gusta el olor a cigarro al dormir, empecé a leer, era impresionante el silencio, era absurdamente impresionante. Ella despertó y preguntó hace cuanto se había dormido, "un buen rato", se percató de mi presencia y me observó mientras tiraba una bocanada de humo, "traje unas Lays de arriba" le dije, "¿Quieres?, me acerqué y le convidé, "no te importa que fume" dije, "si, me importa, no se puede fumar en el Metro, a parte es mi sueño, asi qué...", "así que tú también", di una última bocanada, "esta bien", tire el cigarro al suelo y lo apagué. Le pregunte si sabía porque estàbamos aquí, obviamente no estabamos muertos, sólo estabamos soñando le dije, hubo quejas sí, discusiones sobre a quien le pertenecía el sueño, ninguno llego a una conclusión. Era extraño que aquellas paredes estuvieran vacías, ni siquiera habían de esos afiches culturales, era extraño. Le pregunté si quería caminar, dijo que sí, ¿por qué diría que no?, los sueños se sueñan no se piensan. Estábamos aburridos. Subimos por la escalera mécanica que técnicamente bajaba, ibamos elevándonos lentamente mientras ella cantaba una canción de Keane con subtítulos en ingles incluidos (de esos amarillos) me preguntó si había leído a Coelho, ahora nuestra conversación estaba subtitulada en portugués, "Não, prefiro Fughet ", seguimos vagando por allí, pasamos por esas...no sé si son oficinas o algo, donde gente como nosotros nunca entra, hurgamos en las cosas, encontramos hojas, rollos de boletos de pasaje adulto, cosas de ese estilo, me dijo que nunca había pasado tanto tiempo con un extraño, "ni en el mundo despierto" dijo, no dije nada, no me parecía tan aburrido el sueño, aunque dormir después de noches estando despierto es como un plano ancho de dos personas caminando en direcciones opuestas en Ahumada, la cámara no se mueve, no hay música de fondo y luego despiertas. Nos quedamos en ese puente que une ambos andenes, frente a las vías, como si de ellas saliera un vagón, no salió. Ella había sacado de las oficinas un plumón, parecía aburrida, me hizó una cara más o menos simpática en la mano, no desistí, creo que cuando despierte  ya no estará en mi mano. La cama ya no estaba, los subtítulos estaban en japonés, cosa que sólo nos entendíamos por lo que hablabamos, nada más. Bajamos pero sin antes sacar una Coca-Cola de 250cc de la tienda del otro pasillo, ella sacó una de esas revistas de suscripción que les gusta a ellas, esta vez si le dimos un buen uso a las escaleras mécanicas, "tengo un poco de sueño" le dije, me recosté en la pared y cerré los ojos, "adios por si despierto, si pasa algo despiertame" agregué. El silencio era entrecortado por sus paseos, se me ocurrieron miles de formas de poder dormir pero no pude, que nos estará pasando, por qué las cosas no son como antes, muchas cosas distraían mi atención, dormir no era una opción ni siquiera una oportunidad, no sé por qué, pero no podía dejar de pensar en ella, ya no escuchaba sus pasos, creo que todos mis pensamientos están siendo subtitulados, de seguro los está leyendo ahora. No sé si abrir mis ojos y decirle que no es ella sino yo o mantenerlos cerrados y dejar que ella me lea la mente y saque sus propias conclusiones. Escuché pasos, y algo más, era música, era un guitarra. Me levanté y ví como ella dibujaba con plumones Bic, la silueta de un hombre tocando guitarra, los dibujos parecía cobrar vida, y en realidad se movían era impresionante, corrí hacia las oficinas en busca de más plumones mientras ella dibujaba un gran árbol a lado de Boleterías, volvía a ayudarle con unas nubes en el andén, dibuje una ventana y el viento parecía real. Ella iba más allá dibujaba cosas sorprendentes, algunas ni siquiera tenía sentido, pero qué cosa tiene sentido ahora. La estación estaba totalmente pintada, pájaros volaban por el techo, por una lado de la estación llovía mientras que del otro un sol azul daba cierta sensación de calor, ella le puso una flecha a la escalera mecánica y esta empezó a subir, era asombroso, dibujé en las paredes aviones de papel que se elevaron, mientras los personajes animé de ella corrían por todo el lugar. Nunca había sido tan feliz, ya no necesitabamos camas, ni cosas robadas de las tiendas, ni leer libros (los poemas quie escribí en el andén cobraban vida propia). Nos miramos el uno al otro, nuestras imitaciones de tinta también se miraban, sabíamos que no podíamos estar en ese mundo eternamente, debíamos regresar a nuestras respectivas vidas, por más grises que estuvieran, "eso será todo" dije, "sí" dijo ella, a pesar de haber ruido el ambiente entre nuestras miradas era silencioso."¿Eres de las que recuerdan los sueños al despertar?", "sí" dijo ella, entonces le anoté un número de celular en su brazo, "recuerdalo" le dije, "lo haré" dijo ella. Eso era todo creo, n había música, ni subtítulos. Entonces ella dibujo una puerta, ambos sabíamos lo que teníamos que hacer.

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