14 ene 2010

Retrato de una caída en IMAX

Y en el momento en que me di cuenta que no podía mover más mis piernas empecé a obsevar más detalladamente mi habitación, el montón de basura y cosas que guardo, hojas y hojas de recuerdos de media, unos cuantos Cds piratas, una vieja polera regalada en extrañas circunstancias, el falso patriotrismo de aquel retrato del Ché colgaba en mi pared finamente encuadrado observándome cada vez que entraba, mi ventana y las constantes imperfecciones de mi pieza, pequeñas grietas empiezan en una apartada esquina del y que terminan en un pequeño escritorio donde descansa unos cuantos libros y confundido netbook premio o capricho de mi casi exitosa enseñanza media y cuyos cajones guardan cartas nunca enviadas y que me arrepiento de no enviar, tal vez no es demasiado tarde para enviarlas. Si bien no podía ejecutar ningún movimiento con mis piernas logré arrastrarme hasta el marco de mi ventana, que para comodidad mia estaba ubicado pegado a la cama, cosa que me hizo sentir a gusto, en otros tiempos tenía mi cama siempre al medio de la habitación por miedo a los bichos, ciertamente fue un miedo inutil en esos tiempos que sólo pude quitarme leyendo a Kafka y que luego de la llegada de los inesperados acabo siendo la habitación de otra persona,, ya no recuerdo bien en cuantas casas he estado, recuerdo que una vez alguien me dijo que las dos únicas cosas que no se pueden evadir son la muerte y los impuestos, bueno estoy vivo. La ventana es lo suficientemente es grande como para dejar entrar la luz suficiente como para leer, pero en esta época del año el sol no se aparece y a decir verdad no he leído un buen libro en meses, no sé como me he mantenido despierto estas últimas semanas, ¡Me hace falta maldita sea! ese...esas, no quiero perder más el tiempo, sin tan solo pudiera decir unas cuantas cosas, donde esta el estúpido diario, forzosamente llego hasta mi fatigado bolso negro que junto a más cosas que nunca había visto ante residen exilio abajo de mi cama, como en estos últimos tiempos no lo he ocupado, lo tengo de segundo baúl de leseras, lo abro y encuentro el diario, las palabras que leo no son muy distantes y me transportan a ratos a salas de clases, parques y estaciones de metro, despedidas largas, cortas y encuentros improvisados, encuentros y finales que nunca fueron, miradas sospechosas y viajes innecesarios, no puedo evitar ponerme así como...así, pero inevitablemente vuelvo al mundo real, las cosas no estan tan mal para mí, pero no sé realmente si las cosas marchan bien a mi alrededor, todo aún es muy confuso, muchas de las cosas estan perdiendo su sentido, se están alejando o me estoy alejando yo por así decirlo. No puedo evitar dejar de mirar el vació, la repisa ahora parece enorme frente a mis ojos pero no la estoy viendo, parece que estoy viendo el cielo pero no lo estoy haciendo, así se debe sentir despertar de un coma profundo, no sé que horas serán, pero me parece que ha pasado hora y media desde que no puedo mover mis pies, la pieza esta silenciosa, nunca había podido escuchar tan fuerte mi respiración, estoy solo, yo, mi respiración y mis pensamientos ¿Estaré soñando?, no creo, no acostumbro a recordar mis sueños, recuerdo una noche en que desperté exaltado casi con lágrimas en mis ojos y en la obscuridad de la pieza empecé a mirar hacia todos lados y una profunda sensación de nostalgia me invadió, pocas veces en mi corta vida me había sentido así, no tenía sentido ni lógica y en desesperadas andadas logré llegar al espejo del baño, estaba llorando, ya lavada mi cara, volví a aquel cuarto ahora medio iluminado por escasa luna a través de la ventana, la cual estaba a medio abrir, y tal como lo estoy haciendo ahora, hallé refugio en ciertos rostros y figuras, son tantas cosas las que ahora pasan por mi cabeza, tantas señales que ignoré y que ahora hayo sentido, espero no ser el único, que estará haciendo ahora, en que estará pensando. Algo suena, es una llamada de celular, debe ser...no puede ser...me arrastro y caigo al suelo, sigue sonando ¡No pares de sonar por favor!, sigo intentando llegar hasta el escritorio, mis pies siguen sin moverse, nunca había sido tan distante mi pieza, me doy cuenta a la mala de que no quiero terminar así, no ahora, el celular sigue sonando, las señales no pueden estar más claras, levanto mi brazo, lo agarro, contesto.
-Aló...aló...

1 comentario:

Anónimo dijo...

wow Criss no se porque identifico tantas partes de tus escritos jaja
Fue bueno volver a leerlas, hace tiempo que no pasaba por aca, aunque no lo creas, ya hice mi aporte asi que
como ud dice, Bai.