22 jun 2009

Martir

Puso stop a aquella canción que sonaba en todas las radios, se sacó sus audífonos de doce mil pesos e inmediatamente se deshizo de su polerón de cuarto medio y siguió su camino para tomar la micro. El paradero estaba lleno de ellos, todos iguales a todos, siguió de largo, respiro el aire, miró las nubes, espero que una gota de lluvia cayera, no cayó, sin parar de caminar y con una breve sonrisa en su rostro pensaba en lo bien que se sentía ser único, único por fin entre tantos, por primera vez era libre, libre de ellos, cruzó la calle y un auto lo atropelló.

1 comentario:

Franco Rocco dijo...

Hola Dostoievsky. Tu blog es muy interesante ya que abarca temas recurrentes de nuestra desquiciada sociedad.
Por otra parte, en relación a lo que escribiste en mi blog, procuraré escribir más seguido.
Adiós.